En la segunda generación lo emocional todavía prevalece sobre lo jurídico, pero en la tercera lo jurídico prevalece sobre lo emocional, por eso los hermanos son más hermanos que socios, pero los primos son más socios que primos.
1. ¿Socios voluntarios o encadenados?
Más del 60% de las empresas familiares que conozco son sociedades de hermanos que provienen de la muerte de su fundador. O sea que los socios no son socios voluntarios, sino socios encadenados; es decir son socios porque son hermanos que –posiblemente- no se hubieran elegido libre y voluntariamente como socios.
Aunque él no lo sepa, la presencia del fundador funciona como un poderoso mecanismo regulador de los conflictos entre sus hijos; mientras el vive, puede que se las ingenie para mantener la paz entre sus hijos por las buenas o por la malas, hablándoles o a través de un chantaje emocional basado en promesas y amenazas. Algunas veces, después de desaparecido el padre, la paz se mantiene “por amor a la madre”, pero cuando faltan ambos, si la empresa no ha planeado la convivencia entre los hermanos/socios y no ha dejado abierta alguna compuerta para que los que se quieren ir, puedan irse pacíficamente, la situación puede complicarse. Las sociedades comerciales legalmente constituídas formadas entre hermanos que no quieren estar juntos en los negocios pueden producir una especie de Cromañon o (para los menos jóvenes) un efecto “Puerta 12”.
Una cosa es ser socio de mi hermano y no trabajar con él y otra muy distinta es ser socio de mi hermano y trabajar juntos. Por eso creo que las dos primeras preguntas en una sociedad de hermanos podrían ser:
• ¿Elegiría a su hermano como socio?.
• ¿Quiero (o puedo) trabajar con él? Y el ¿quiere (o puede) trabajar conmigo?
CASO: “Yo no tengo ningún problema con mis hermanos y no quiero tenerlos, pero tengo otros planes; por eso cuando falte mi padre, yo no quiero ser socio de mi hermano por obligación. Además a mi por “el lado participativo”, la empresa no me interesa y por “el lado de la renta”, tampoco”. (Quiere decir que no le interesa ni trabajar en la empresa de su familia, ni ser socio de sus hermanos para ganar una renta).
Aún cuando dos o más hermanos trabajen juntos conviene pensar ¿quién tiene la última palabra en las decisiones importantes y por cuanto tiempo? Porque no hay que olvidar que los hermanos son iguales por naturaleza, (son hijos del mismo padre y de la misma madre), iguales por derecho (todos son herederos o son socios) y por eso mismo –salvo en raras ocasiones- tienden a no aceptar la desigualdad de poder y de ingresos que supone la jerarquía de una empresa familiar o no familiar.
En las empresas familiares los acuerdos de hoy sobre quién manda y quién es el mandado evitan los desacuerdos de mañana porque, en las empresas familiares, la armonía es hija dilecta de la claridad.
2. La ilusión del remedio formal que lo cura todo.
A veces las familias quieren saber como se resuelve un problema de cuyas causas nada quieren saber. Algunos tienen la ilusión que todo se arreglará con un organigrama nuevo y con una buena división de tareas, y demoran en darse cuenta que –generalmente- no es así, que detrás de los conflictos laborales siempre hay algo emotivo escondido, guardado o dormido pero no muerto; y lo emotivo es mucho más intangible y mucho menos gobernable que lo racional porque –como decía el poeta- el corazón entiende razones que la razón no entiende”.
Siempre se puede cambiar un organigrama. Pero los organigramas están habitados por personas y es mucho más fácil cambiar un organigrama que cambiar a una persona, entre otras cosas porque el cambio personal es una puerta que sólo se puede abrir del lado de adentro. Por eso las sociedades de hermanos que saben trabajar “si se llevan bien, funcionan bien”, (aunque no tengan un organigrama perfecto); en cambio las sociedades de hermanos que se llevan mal nunca funcionan todo lo bien que podrían funcionar, (aunque tengan el mejor consultor y el mejor organigrama del mundo). Lo que hay que cambiar, en esos casos, es algo más de fondo y no sólo el organigrama, porque un buen organigrama, por lindo y prolijo que sea nunca puede curar las heridas humanas de una relación.”
Es un error intentar solucionar aplicando herramientas de gestión, problemas emocionales que no se deben a la falta de herramientas de gestión.
Algunas familias consultan en la creencia que la simple reorganización del trabajo “adentro de la empresa familiar” resolverá de la noche a la mañana todos los problemas entre los hermanos, pero los enojos sin resolver no se evaporan solos. Si dos hermanos que no mantienen una buena relación empiezan a trabajar juntos, lo más probable no es que solucionen sus conflictos sino que usen a la empresa como un nuevo campo de batalla, donde dirimir sus diferencias de poder; en ese caso, cualquiera de ellos que gane, perderá la empresa. Lo que es vital para el proceso curativo es que ambas partes sean conscientes de sus diferencias y de las dificultades que tienen para afrontarlas. Para esto se requiere sinceridad en lugar de secretismo. “Aunque no todo se puede decir, siempre es mejor lo dicho que lo no dicho”. Es necesario ayudar a los hermanos en conflicto a hablar de lo que habitualmente no pueden hablar, aceptar los desacuerdos y decidirse a enfrentar abiertamente los asuntos en lugar de sabotear los esfuerzos del otro u obligar a otros miembros de la familia y a los empleados a posicionarse a favor de uno de ellos”
“Lo que yo no puedo enfrentar no es la venta de la sociedad sino el conflicto con mi hermano. Por el tema nunca es el tema solo, es el tema y sus circunstancias. Yo ya me veo trabajando solo y Mario también, pero nos cuesta mucho poder hablarlo”.
Hay que intentar resolver los problemas emocionales de fondo porque en tanto estés escapándote de tu problema, continuarás encontrándote con él disfrazado de forma distinta en cada recodo del camino.
3. ¿Esforzado o Es – Forzado?
ES-FORZADO: Caso 1:
El hermano mayor dijo que todos hemos hecho mucho esfuerzo por solucionar los problemas de la empresa familiar, pero no hemos logrado nada.
Ese es precisamente el problema porque ESFORZADO quiere decir precisamente que esto de trabajar juntos en la empresa de la familia ES-FORZADO. Porque es forzado quedarse cuando uno se quiere ir, es forzado callarse cuando uno quiere hablar y es forzado irse cuando uno se quiere quedar. La paradoja es que esta forma de cuidar la paz ES-FORZADA y por eso puede hacer estallar la guerra, porque el que traga sapos vomita dragones.
Otros suelen decir: “Yo no tengo ningún problema que mi hermano trabaje en la empresa. Pero si Ud. realmente quiere que alguien esté en un lugar, le tiene que ofrecer un lugar para que pueda estar. ¿Dónde te parece mejor que Manuel se ubique en la estructura? ¿Cuál te parece a vos que es la mejor posición qué el podría ocupar? ¿Dónde te parece que podría ser más util? ¿En qué puesto se aprovecharían mejor sus capacidades? ¿Dónde podría generar menos problemas? ¿En qué tipo de trabajos crees que rendiría más?”
ES-FORZADO: Caso 2:
Betania (48) es la menor de tres hermanos y trabaja en la empresa de su familia con un desempeño pobre. Uno de sus hermanos la definió como “la malcriada de la familia” y el otro como “la polizón de nuestro éxito”.
Pero ella dijo en una entrevista privada:
“Desde que murió mi padre TUVE que empezar a venir a trabajar y participar en todas estas reuniones. A mi me cuesta mucho todo esto porque yo siempre he acompañado, pero nunca he trabajado en serio. Lo que yo más quiero es sacarle el cuerpo a todo esto. Te juro que sería la mujer más feliz si pudiera sacarle el cuerpo a esto. Tengo la mente en blanco, si me preguntás sobre lo que pasó en la reunión con mis hermanos cuando llegue a la esquina, te juro que no me acuerdo de nada. Nunca me he metido en la empresa, mi posición es muy cómoda y ahora, con el tiempo, todo se me ha hecho más difícil y estoy tratando de sacarle el cuerpo, pero ESTOY OBLIGADA A PONERLO, me resulta muy difícil y me siento acobardada”.
En esta familia, los mandatos familiares son muy fuertes y nadie quiere decir esta verdad incómoda y –sobre todo- nadie puede escucharla, Betania no quiere trabajar, no le gusta, no lo siente y no lo necesita pero se siente obligada a hacerlo para no ser mirada como la oveja negra de su familia o como desagradecida Nadie puede ser obligado a ser lo que no es, ni a querer lo que no quiere; a veces no tiene sentido insistir porque “el que juega por necesidad, pierde por obligación”.
Otra caso interesante de las sociedades de hermanos es el supuesto conflicto entre “un hermano creativo” y ”un hermano ordenado”. No hay tan antinomia, porque la empresa familiar los necesita a ambos, porque el orden administra lo que el desorden crea.
Juan Carlos Aimetta